sábado, 13 de febrero de 2010

EL ORDEN DE DIOS, 13/02/10, PAG. 23

LECTURA: 1ª Corintios 11:2-3


2Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué. 3Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.

INTRODUCCION:

Desde que el pecado hizo su aparición en el mundo, hubo necesidad de que dios estableciera autoridades a fin de refrenar la maldad humana. Es así como existen los gobiernos de las naciones, los magistrados, etc. Pero, tambien dentro del hogar, Dios ha establecido una jerarquía de autoridad que debe ser respetada. Cuando el hombre reconoce y honra el orden que Dios ha establecido las cosas alcanzan su verdadera funcionalidad y redundan en su provecho personal. Pablo resalta a los corintios el orden que Dios ha establecido ya que este es un principio del cual depende, en buena medida, el estado espiritual de una congregación. Aún cuando el hombre no vea claramente por qué, lo cierto es que el respeto al orden de Dios trae beneficios que no se pueden medir. Lastimosamente, este respeto a lo establecido por Dios, no siempre tiene lugar dando paso a consecuencias que afectan el hogar, la iglesia, y el país. Esto debería ser una razòn suficiente para que procuráramos en todo tiempo mantenernos dentro del orden de Dios. El no hacerlo constituye un acto de rebelión y de pecado. Si anhelamos la salvación de nuestras almas, un buen paso debe ser examinar nuestra actitud con respecto al orden establecido por Dios, para saber si vivimos de acuerdo a él o en su contra.

1-LA CABEZA DE LA MUJER.
Pablo expone a los corintios; "Quiero que sepaís que (...) el varón es la cabeza de la mujer" (v.3). De esta manera, el apóstol comienza a detallar el orden de Dios. Partiendo del hogar, Pablo afirma que el hombre es cabeza de la mujer. La mujer debe tener una actitud sumisa y respetuosa con respecto a su esposo, quien es su cabeza. Esta idea frecuentemente es rechazada en el mundo incrédulo; pero por lo mismo, el mundo se debate en un mar de desilución y amargura.
Siempre que se dejan de lado los estatutos de Dios no puede encontrarse mas que dolor y sufrimiento. En cambio, aquellos hogares que se han apegado al orden de Dios y donde las mujeres respetan la autoridad de sus esposos, las cosas marchan con un espiritu diferente. Hay menos discusiones, menos contrariedades, menos errores. Porque hay una cabeza rectora y a la vez responsable. El agradar a Dios incluye aspectos como éste del hogar. Si queremos ser tenidos por dignos de la vida eterna debemos comenzar por observar la responsabilidad que nos corresponde dentro del hogar. La mujer, como ayuda sumisa de su esposo, y el hombre, como cabeza responsable de su hogar.

2-La cabeza del hombre. El hecho de que el hombre sea cabeza del hogar, no significa que a va a ser libre de hacer lo que mejor le parezca; ya que también Pablo afirma: ".... Cristo es la cabeza de todo varón" (v.3). También el hombre tiene que estar sometido. Así como la mujer se sujeta al hombre, el hombre debe sujetarse a Cristo. El hombre debe regir sus actuaciones de acuerdo con Cristo. De manera que, el hombre no es amo y señor, sino siervo sumiso de Cristo. Cuando el hombre hace esto, su misma esposa sentirá satisfacción de someterse a un esposo que ella sabe que depende de Dios para toda decisión.
En cambio, si él no tiene esa comunión con Dios, sus decisiones serán frecuentemente erradas, no tendrá respaldo en lo que haga, sus planes no prosperarán. Lejos de ser una esclavitud, la sujeción a Cristo es una de las mejores bendiciones que puede disfrutar el hombre.
Al buscar a Dios, se debe comenzar por un reconocimiento de que Cristo es el Señor de nuestras vidas. Este es el primer paso para alcanzar la salvación: Rendir a él el trono de nuestro corazón, dejar que él sea quien gobierne nuestra vida, que él sea la cabeza.

3-La cabeza de Cristo. Pero Pablo va todavía mas allá del plano terrenal y afirma que: "Dios la cabeza de Cristo" (v3). Aún cristo, para efectos del plan redentor de Dios y de la encarnación, se ha sometido a la voluntad del Padre. Dios es la cabeza de Cristo. De esta manera, todo el universo y toda criatura viene a estar bajo el dominio de dioses y Rey de reyes. Cristo nos da un magnifico ejemplo de humildad, que aún siendo el más grande entre los grandes, vino a nacer entre los hombres para reconocer a Dios como su cabeza. Su ejemplo de sometimiento a Dios dio como resultado la salvación del género humano. Siendo esto suficiente motivo como para convencernos que al someternos al orden de Dios estaremos sometiéndonos a su voluntad y dando paso a sus bendiciones.

APLICACIÓN

Si el mismo Señor Jesucristo se sometió a Dios, como su cabeza, cuanto más nosotros, pobres mortales, no debemos someternos a la obediencia de lo que Dios ha establecido. cuando lo hagamos habremos comenzado a obedecer a Dios.

1 comentario: